Me llamo Eka, procedo de una pequeña isla de Indonesia, llamada Salah Namo. Llevaba 56 años allí, construyendo una vida junto a mi mujer y mi hijo. Desde joven me gané la vida a través de la pesca artesanal, como tantos otros. Así pude mantener a mi familia y llevar una vida agradable. Yo me dedicaba a pintar paisajes en mi tiempo libre, ya que estábamos rodeados de grandes campos y cultivos de arroz que me servían de inspiración. Cuando podía, salía con mi hijo y le enseñaba a pintar. Él quería seguir mis pasos.
Por desgracia, mi hogar es víctima de los efectos del cambio climático. El aumento del nivel del mar, ha provocado que varias islas de nuestro alrededor hayan desaparecido. Poco a poco, fuimos perdiendo de vista el paisaje que nos rodeaba mientras veíamos que no se nos prestaba ninguna ayuda y que la atención mediática era casi nula. Nuestra isla, también se encuentra en peligro, y nos vimos obligados a renunciar a nuestra vida y a nuestro origen para vivir en un lugar más seguro. Para poder marcharnos, tuvimos que servirnos de nuestros propios medios, en ocasiones muy precarios. Las causas medioambientales no se recogen como razón para obtener el derecho al asilo, por lo que nos encontramos solos en nuestra estancia en un nuevo país.
Actualmente, estamos viviendo en España, aunque nuestros recursos son muy limitados y tenemos dificultades de adaptación. He conseguido seguir trabajando en la pesca, aunque ya no puedo hacerlo de manera artesanal. A pesar de todo, no he dejado de pintar y he aprendido a obtener inspiración de otro tipo de paisajes. También guardo aquellos cuadros que solía pintar para que mi hijo no olvide sus raíces aunque no pueda volver allí físicamente. En un futuro, esperamos volver a tener la tranquilidad de la que tanto disfrutábamos.

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