Hola! Soy Adriana, nací hace 28 años en Brasil. No tardé mucho en darme cuenta de que se esperaba algo de mi que yo no era ni quería ser. Yo quería jugar como el resto de mis amigas, y no entendía por qué eso estaba mal. No sabía lo que era una persona trans, y mi entorno tampoco, así que me costó mucho encontrar y entender mi identidad. Cuando fui creciendo un poco más, fui consciente de mi realidad y supe que tenía que esconderla, ya que en mi país no me iban a aceptar. Me veían como un juguete y un objeto de burla, por lo que nunca recibía cariño real. Encontré un refugio en el maquillaje y mi colección de discos. Únicamente me sentía yo misma cuando estaba sola en mi habitación con la melena suelta, después del día entero con ella bajo un gorro, la música a todo volumen, maquillándome y probándome ropa de mi madre. Era todo lo libre que no me dejaban ser fuera.
Llegó un punto en el que la situación se volvió insostenible. No recibía apoyo de nadie, ni siquiera de mi familia. Me vi obligada a irme de casa, pero no tenía ninguna oportunidad laboral ni social. Me sentía perseguida. Tuve que huir del país y pedir asilo en España.
Actualmente, me encuentro en un centro de atención y acogida a personas refugiadas.. Aquí me siento más segura y un poco más libre, pero no me siento del todo protegida. A mi condición de mujer trans se le suma la de ser migrante, así que soy consciente de que no me espera una vida fácil. Pero a veces, mientras escucho música, me permito imaginar cómo sería mi futuro en un mundo más justo que defiende por igual los derechos de todas las personas.
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